jueves, 5 de diciembre de 2013

Un reimplante de coleta

La plaza de toros de Cádiz de 1862


El doctor Francisco de Paula Medina y Gutiérrez publicó en Cádiz en 1877 su "Tratado de patología quirúrgica general", que fue libro de texto en la Facultad de Medicina de Cadiz.

En ese manual se describe la cogida de consecuencias mortales que sufrió el picador gaditano Francisco Cazalla "Caíto", de 27 años, en la plaza de toros de Cádiz, el 30 de mayo de 1869. Entre las curiosidades mèdicas y en el capítulo de las heridas por avulsión, se destaca en ese libro por lo insólito, una reimplantación de coleta. Los toreros antiguos, hasta que Belmonte se la cortó, se dejaban crecer la coleta, no como hoy que se utiliza un postizo. Una de las lesiones que sufrió el picador tras un derribo fue el arrancamiento de un colgajo del cuero cabelludo, del que pendía la coleta. Se le reimplantó con buena evolución pero el picador murió de tétanos el 14 de junio siguiente.

También se describe el lance quirúrgico en el artículo "Heridas de asta de toro", en Diario de Cádiz de 2 de enero de 1889. 

Caito fue derribado de su caballo en plena suerte de varas. Cayó por el lado izquierdo y, como desde ese lado es el habitual para hacer el quite por otro torero, al verificarse éste y arrancarse el astado, enganchó por su base la coleta del picador.

Fue una herida por arrancamiento en la región occipital y el colgajo quedó completamente separado y lanzado por el toro a algunas varas de distancia. Caíto fue llevado al Hospital de San Juan de Dios, muy cerca de la plaza de toros. El reimplante lo hizo el doctor Cordón, profesor sustituto de la Cátedra de Patología, que tomó el colgajo de manos de un mozo de plaza.

No es la única historia que ha quedado de este desgraciado picador. Un año antes, en 1868, celebraba el varilarguero gaditano la llegada de la revolución y fue protagonista de uno de los "Cuentos Gaditanos" de Pedro Ibáñez Pacheco. La llegada de la que se llamaría revolución Gloriosa, produjo tanta felicidad en el torero de a caballo que se tomó unas cuantas copas de más, hasta el punto de que perdió el jaco. (2009)

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