domingo, 1 de diciembre de 2013

Una palabrota de hoy y de 1808

Hubo dos boticarios militares franceses que dejaron memoria escrita de sus andanzas por España, en los ejércitos napoleónicos, entre 1808 y 1814: Antoine Laurent Apollinaire Fée y Sebastien Blaze de Bury. A Fée no le fue nada mal, sirvió en la Sanidad de las fuerzas napoleónicas que sitiaron Cádiz y encontró cómodo alojamiento en Chiclana, en casa de Ambrosio Muñoz, que era el alcalde. Pero a Blaze no le pudo ir peor, fue hecho prisionero, despojado, maltratado y arrastrado por media España para acabar preso en los famosos y temibles pontones anclados en la Bahía, donde estaban prisioneros sus compañeros de armas de Bailén, o de la apresada escuadra de Rossilly. A Blaze, y así lo escribe en "Un boticario francés en la guerra de España 1808-1814" , le pasmaron muchas peculiaridades y costumbres de aquel feroz pueblo español. Una de ellas, el frecuente uso de una famosa palabrota, el más multiusos de los vocablos soeces, y que como queda fatal a en letra impresa, comprenderá el lector que lo disimule un poquito. Y es palabrota multiusos porque lo mismo significa desdén que admiración, insulto que elogio, regla de medida de tamaño o de lejanía. Curiosamente no tiene terminación en aumentativo y posee dos en diminutivo que no tienen carácter desagradable porque un carajillo es una bebida reconfortante y si un venezolano le dice "¡éste es mi carajito mayor!" se está refiriendo a su hijo. Volvamos a nuestro boticario preso en Cádiz. Sebastien Blaze consiguió que le trasladaran del infecto pontón donde estaba recluido hasta un hospital vigilado en la Segunda Aguda, lugar mucho más cómodo y del que rápidamente intentó evadirse. Hablaba muy bien español y cuando fue sorprendido camino a Cádiz, muy cerca de Puerta Tierra, dijo a la autoridad que era español. Pero nuestros carabineros de entonces utilizaban un test de ciudadanía: pronunciar la palabra "carajo", lo más difícil del mundo para un francés. Fue devuelto al pontón. Hoy doscientos años después, sigue triunfando la palabreja

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