miércoles, 28 de mayo de 2014

Cádiz pierde a un torero: Chano Rodríguez

Chano, en la plaza de Cádiz
En memoria del torero gaditano Sebastián Rodríguez Zafra “Chano Rodríguez” reciclo un texto que le dediqué hace unos años. Fue un torero tocado por los duendes que nos ha dejado recientemente el pasado mes de abrily que por ser una personalidad muy querida en su Cádiz natal y en Conil, donde ha vivido muchos años, lo vamos a echar de menos. Chano era uno de las referencias vivas de la cada vez más perdida vertiente taurina de Cádiz
Sebastián Rodríguez Zafra “Chano Rodríguez”, del barrio de la Viña. Tenía el don. En otro caso ¿cómo pudo ser figura novilleril un gaditano que la primera vez que fue a un tentadero ya hacía tiempo que toreaba con caballos?
Chano Rodríguez era dueño de esa cualidad que afloraba incluso más de cincuenta años después de vestirse de luces, cuando a solas, en casa, pega muletazos al aire. Torería. Pero vaya muletazos. Fue alumno de la Escuela Taurina de la calle Mateo de Alba, una cochera en la que entrenaba un grupo de chavales gaditanos a finales de los cuarenta del siglo pasado y que apenas pudo organizar tres festejos en su corta existencia. Allí un antiguo torero apodado “Chicuelín” enseñaba jóvenes como los hermanos Villodres, el también recientemente desaparecido Antonio Pica -que luego sería actor de cine- Francisco Jiménez Álvarez “Pacorrito”, José Ruiz Calderón “Manteca”, Manuel Irigoyen Roldán quien luego sería presidente del Cádiz C.F. o los hermanos Rodríguez, Manolo y Chano.

Pepe Manteca, Chano Rodríguez, Antonio Pica, Juan Pérez y Pacorrito
Lo de Chano era intuitivo, innato. Es el caso del torero que nace. En aquellos tiempos el ganado venía por la playa hacia el Matadero. Chano se orientaba y por la noche, con un carburo y entre una tropa de aficionados, robaba algún muletazo en las resbalosas corraletas. Las niñas del vecino y legendario cabaret Casablanca (hoy parte de su construcción es la última gasolinera de la avenida) les guardaban  los trastos de torear bajo la cama. Aquello era moverse muy cerca de ganado palurdo, con volumen. Pero era poco fundamento para una carrera profesional.
Curiosamente Chano sumó su primer triunfo en la plaza de Cádiz como boxeador. Fue la primera vez que pisó el ruedo. Entrenado por Soriano, ganó un combate al tercer asalto a Acevedo, con “Pulmones” de árbitro. De allí pasó a Huelva para combatir por el título nacional, pero lo suyo no era sortear ganchos, lo suyo era burlar la muerte en la cuna de un toro, muy cerca, la figura compuesta y el muletazo trazado con mando y arte.
Chano Rodríguez y Pacorrito
Por fin debutó Chano en la plaza de Cádiz en septiembre de 1952. Uno de los tres festejos en que participó la Escuela Taurina, en cartel con Manuel Irigoyen y José Luis Villodres. Chano cortó una oreja en la becerrada. El siguiente año se fue Chano a Barcelona buscando nuevos horizontes. Tras ese único festejo de su etapa de becerrista, sumó en Olot de Gerona el que sería su único festejo de su etapa de novillero sin picadores. Encontró a un apoderado, Domingo Fernández, un “francotirador” de aquellos años que se movían alrededor de las casas importantes con más habilidad que fuerza. Fernández vio algo en aquel chaval que en Olot se quedaba quieto, que toreaba despacio con pases de todas marcas y que sorteaba impávido las tarascadas de los correosos erales. Chano respondió y ya en 1954 Domingo Fernández le pone a torear con caballos. Corta dos orejas y rabo en Valencia, un triunfo que le catapulta entre las figuras de la novillería.
Por fin en octubre, con la vitola de sus resonantes éxitos, se presenta con caballos en Cádiz con un triunfo. Ya es torero de cartel también en su ciudad donde vuelve en el 55 con otros novilleros punteros: como Chamaco o Jaime Ostos. A Chano lo llevaban a hombros hasta el Bar Lucero.

Chano Rodríguez, en primer agachado de la izquierda, en un
partido benéfico en la plaza de toros de Cádiz, con un equipo
de periodistas
Pero hubo dos cuestiones fatales: quedarse en Cádiz y las cornadas. En la periferia del mundo del toro, Chano Rodríguez tenía que haber vuelto a Barcelona y Valencia, donde tenía tanto ambiente que sus seguidores formaron una peña de larga existencia. Chano toreaba en Valencia, Sevilla, Barcelona, Zaragoza, Málaga, Granada, Alicante y siempre había una pancarta donde se parapetaban sus peñistas. El Puerto, San Fernando, Vinaroz o Los Barrios y muchas actuaciones en Francia. Pero no había un duro. Lo suyo era torear y quedarse quieto pero no había recompensa. Una vez que fue a Francia sin apoderado, cobró el torero y lo primero que hizo fue comprarle un abrigo de astracán a su madre.
Dinero no, pero cornadas sí. No había otra cosa para el que en aquellos años dejaba marcado el número de la zapatilla en el albero. Seis cornadas: dos en Cádiz, dos en Valencias, una en Barcelona, una en El Puerto en la novillada de despedida de Mondeño.
Manuel Irigoyen, Chani Rodríguez y José Luis Villodres, en
la plaza de toros de Cádiz en la presentación de Chano. detrás
el banderillero Chele.
Toreando en plazas buenas, las novilladas eran grandes y duras. Una cornada le quitó de su debut en dos tardes, jueves y domingo como correspondía a su cartel, en Madrid. Para colmo, saliente de cornada grave, débil y dolorido, tuvo que torear en Cádiz con Emilio Oliva y Corbacho. Aquello fue quemar a un novillero. Cádiz perdió una figura en 1962 y mucho más. Chano se casó en la Merced con su novia de siempre, del barrio de Santa María y formó una estupenda familia. En 1967, con Chano funcionando de matador no se hubiera perdido la plaza de toros de Cádiz. Eso sí, Chano le echó a la vida el temple que había prodigado en el toro y salió adelante con esfuerzo, tesón y habilidad.

Vivió retirado en Conil de la Frontera, disfrutando de la fiesta como aficionado añorante del toreo gaditano, disfrutando de la familia y de una vida de trabajo; y evocando aquellos tiempos en los que se vestía de oro, aunque al final de su carrera también había vestido de plata. Estuvo casado con Carmen Romero Varo, hermana del autor de Carnaval Pedro Romero, figura histórico de la comparsa, y fue hermano del Nazareno y de la Sentencia. En Cádiz no se le olvidará, ni mucho menos, ya se le había dedicado una de las ediciones de la semana cultural taurina que organizaba la Gestora Pro Plaza de toros multiusos y en 2005 fue nombrado asesor de los festejos taurinos que se celebraron en los terrenos ociosos de Astilleros con ocasión de los festejos del Corpus. Todo un honor, para tal señor. Querido Chano, te vamos a echar de menos, tu sí que mereces una vieja estela romana de aquellas que aparecían en Puerta Tierra, camino de la plaza de toros: que te sea la tierra leve torero.

1 comentario:

  1. Me encantan tus textos, Curro. Gracias por mantener tu blog y devolverle lustre a figuras antiguas. Un abrazo.

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